lunes, 27 de mayo de 2013

TARDE DE CINE (SIN PALOMITAS)...


Ayer domingo decidí ir al cine a las 20,30h, fui dando un paseo pues la tarde estaba soleada y había buena temperatura. Dejé mi anorak en casa, a cuerpo!, fuera complejos!, ya que más tarde ó más temprano se asomará el verano y habrá que "quitarse capas".
Últimamente me siento observada por la calle, siento que la gente se voltea para mirarme ó que comentan entre ellos frases como "mira a esa chica, qué pena, cómo está!". He llegado a pensar que un 40% de las veces en las que me siento escrutada es paranoia mía particular (no puede ser que la gente sea tan mala, dañina, ofensiva y cruel... O sí...).
Ayer, antes de ver la peli (llegué muy temprano) salí al porche del centro comercial a hacer una llamada telefónica y vi como salían también allí -a fumarse un cigarrillo- dos amigas a las que sitúo en el ecuador de la cuarentena aparentemente normales. Me empecé a sentir "acosada" por sus miradas mientras finalizaba mi llamada telefónica de manera brusca (ya que llegué a sentirme incómoda con la situación). Una de ellas estaba más delgada y la otra bastante gordita aunque tapada de arriba a abajo con un abrigo largo (menos valiente que yo, pensé después...). En esto que logro interpretar su conversación (en parte las escucho y otra parte, consigo descifrar el mensaje de sus expresiones faciales y sus gestos). En fin, que la gorda le dice a la flaca ¿estoy yo más gorda que esa (osea, yo)? Y la flaca, haciendo aspavientos, le dice Noooo, dónde va a parar! Estás tú mucho más delgada!... En fin y todo esto en mi cara!, así que como podrán comprobar y pese a que soy una mujer discreta, educada y modosita, me subía la sangre a la cabeza a la misma velocidad que me sulfuraba de tal forma que mis buenos modales estaban a punto de esfumarse. Decidí entrar a la sala a ver la peli y no pude evitar -al pasar por su lado- encararme a ellas y espetarles que debían ser más discretas y que no se preocupase porque estaba yo más gorda. No les di tiempo ni a reaccionar y entré en el centro comercial, aunque a través del cristal pude verlas y no se reían, más bien se habían quedado cortadas. Entré a la sala y me senté en mi butaca; aún no habían apagado las luces cuando ya empezaban a brotar los primeros lagrimones resbalando por mi mejilla. No sabía si me sentía peor por haber actuado de una forma tan maleducada, si aún me sentía violenta por la reciente situación ó si realmente me sentía de nuevo y como tantas otras veces una "mona de feria", una perdedora de la vida cuando mi único problema es tener más grasa que la mayoría debido a un desequilibio alimenticio que no he conseguido resolver. Pensaba en la injusticia y me venían a la mente todos los insabores que me habían hecho pasar últimamente, sobre todo Mr. Bean.
Mientras rondaba por mi cabeza la solución en forma de no salir a la calle y recluirme en casa todo el verano, comenzaba la peli, "The Stocker" -bastante tétrica y macabra-, aunque mejor que nunca pude comprender al personaje de India (la hija de Nicole Kidman) y entendí por qué a veces la línea que separa el bien y el mal es tan "delgada" (al final, todo es cuestión de volumen). Me entretuvo el film, les dejo esta frase del mismo que me dió que pensar: "A veces decidimos hacer algo malo para evitar hacer algo peor"...
Pd.- Al salir del cine, cogí el bus para ir a casa y nada mas bajarme en mi parada y por casualidades del destino, allí de pie estaban "mis dos amigas"! Uf, qué mal trago!